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El Trastorno Límite de la Personalidad visto por mis ojos

Actualizado: 1 ene 2021

Artículo escrito por una persona con Trastorno Límite de la Personalidad. El nombre y las imágenes han sido cambiadas para cuidar el anonimato.



Terapia dialéctica conductual para el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)
Terapia dialéctica conductual para el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)

Soy Amanda, tengo 21 años, y quiero contaros un poco sobre mi viaje e historia con el trastorno límite de la personalidad (TLP). Pero primero dejadme deciros lo que es el TLP.

El TLP puede no ser lo que piensas que es, puedes estar pensando que porque tienes "trastorno de personalidad" debes tener algo que ver con cambios en la identidad/personalidad o similar al trastorno de identidad disociativa y, honestamente, esa es una de las ideas equivocadas.

Sin embargo, el TLP no encaja solamente en el diagnóstico de un trastorno de personalidad, un trastorno psicótico o en un trastorno del estado de ánimo. Incluye partes que implican cómo veo mi identidad y también una gran parte relacionada con mi estado de ánimo. Debido a que es bastante complejo, un profesional de la salud mental a menudo no diagnosticará a alguien con TLP hasta que tenga 18 años. Soy el 1-4% de la población que vive con TLP.

A principios de primavera de 2017, unas dos semanas después de cumplir 18 años, estaba sentada en una reunión en mi instituto con mi asesor escolar y mis padres. Sentí el impulso de huir. Estuve desaparecida durante horas, hasta el punto que mi padre presentó una denuncia por desaparición. Un amigo me encontró y habló con mi familia.

Estaba en una crisis. No podía pensar con claridad y creía que sería mejor no estar cerca. La policía y la ambulancia estaban preparadas para llevarme al hospital, pero yo no aceptaba ayuda fácilmente. No entraré en detalles, pero digamos que no fue fácil ni bonito. Había estado en el hospital muchas veces antes, pero esta vez fue la que me permitió ver con más claridad lo que estaba experimentando.

Nunca había oído hablar del TLP antes de que me lo diagnosticaran y ni siquiera sabía qué era o en qué consistía el trastorno pero, echando la vista atrás, me di cuenta de que el TLP había estado ya desde mi niñez y en los primeros años de mi vida adulta, había estado en mi vida sin que yo lo supiera.

Creo que empezó durante la niñez. Era sensible y tenía intensos cambios de humor. Era una niña tímida y era víctima de bullying, así que no tenía muchos amigos. Debido a mi naturaleza sensible, me quebraba ante la menor de las cosas.

Era una bomba de relojería.

Pasé mi infancia gritando, chillando y llorando de rabia y tristeza. A veces me enojaba tanto que amenazaba con lastimar físicamente a mi familia, y a veces lo hacía.

Por supuesto que tuve momentos felices; pero muchos de mis recuerdos consisten en las veces que me encerraba en mi armario llorando o las veces que me dolía la voz por gritar debido a la intensa rabia que sentía. Era tan intensa, que preferiría llamarla ira.

La ira era mi peor enemigo. Todo mi cuerpo se tensaba, mi respiración se aceleraba, mis cejas se arrugaban y mi temperatura corporal aumentaba. Cuando estaba en este estado no podía sentir nada más que esto y luchaba por mantenerme en el suelo.

El TLP me hacía sentir una especie de torbellino de emociones. A veces me sentía entumecida y como si tuviera un vacío eterno que nada podría llenar. Otras veces sentía todas las emociones del mundo a la vez y era incapaz de identificarlas o sentía una emoción de forma tan intensa que parecía que no iba a poder sentir otra emoción nunca más. También experimenté a menudo autolesiones y pensamientos suicidas.

Entre todas estas emociones se encontraba también el no conocer realmente mi identidad ni quién era yo. Moldeaba mi identidad según la gente que me rodeaba y cómo me percibían. Como yo sentía que ellos me veían como una persona enfadada, seguí siendo la persona enfadada y agresiva que creía que ellos veían.

A lo largo de mis experiencias, mi identidad estaba a menudo envuelta en mi enfermedad mental y no sabía quién iba a ser cuando saliera de ella. A menudo creía que merecía ser maltratada.

Hasta el día de hoy sigo luchando inmensamente con mi identidad. Me disocio de forma intensa, sintiendo como si mi cabeza estuviera en las nubes y lejos de la realidad. Olvido el aspecto de mi propia cara, que es difícil de comprender, lo sé. A veces me cuesta reconocerme en las imágenes y me sorprendo cuando veo mi propia cara en el espejo. Estoy en un viaje para encontrarme y aceptarme a mí misma. Parte de esto es aceptar mi género y mi sexualidad y a día de hoy estoy orgullosa de decir que soy una persona queer.

Echando la vista atrás, no era una persona rebelde e hiriente, pero sí alguien que luchaba contra el TLP. Debajo de todo eso tengo un corazón bondadoso, nunca lastimaría intencionalmente a nadie.

Odio el estigma. Odio que sólo porque tenga TLP se piense que soy peligrosa o malvada y que se me deba temer. No soy peligrosa, no voy a hacerte daño. Corro más riesgo de hacerme daño a mí misma que de hacer daño a los demás. Mi mente es diferente pero eso no significa que sea peligrosa, no soy la misma persona que soy cuando estoy en una situación de crisis.

Aunque no me defino por mi TLP, me ha permitido desarrollar la persona que soy hoy. A pesar de lo difícil que ha sido a veces y de lo duro que ha sido moverme en el sistema de salud mental debido a las complejidades de esta enfermedad, estoy realmente agradecida por las lecciones que he aprendido.

Mi sensibilidad puede ser una maldición y una bendición. Además de sentir emociones intensas, puedo ver, oír y sentir más que otras personas. Puedo oír el crujido de la voz justo antes de que alguien vaya a llorar, el dolor en sus ojos, las respiraciones superficiales antes de que comience un ataque de pánico o la forma en que otros se sienten incómodos y ansiosos en las situaciones.

Mi mente es diferente y a veces puede hacer que mi vida sea una lucha, pero mi mente es maravillosa. Me permite admirar las cosas bellas de la vida y tener una verdadera pasión por la salud mental.


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